La confusión no es de Dios.
No te dejes
confundir por el enemigo, cuando aceptaste a Cristo en tu corazón, él te
dio una identidad como hijo de Dios, como un hombre o como una mujer de
Dios, fuerte y valiente; con autoridad para enfrentar y derribar toda
fortaleza que se te venga encima y quiera aprisionarte.
Tu peor enemigo a parte del ya conocido (satanás) eres tú y tu mente, lo mejor que puedes hacer es llenarla de palabra de Dios
y las dudas, temores y todo lo que te atormente se desvanecerá, y solo
quedará la voz de Dios hablándote y guiándote hacia el camino correcto,
con su paz que sobrepasa todo entendimiento.
1 Corintios 14:33
pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz...
Salmos 69:19
Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio...
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